En las recientes elecciones municipales en Rio Ibáñez, Marcelo Jelvez ha obtenido la victoria por una diferencia mínima de tan solo 8 votos sobre su rival, Jessy Vargas. Si bien el resultado oficial lo coloca como alcalde electo, esta escasa ventaja ha generado cuestionamientos sobre la legitimidad de su liderazgo y su capacidad de representar a una comunidad que no parece estar unida en torno a su propuesta.
Con una diferencia tan ajustada, se pone en duda si el triunfo de Jelvez refleja realmente la voluntad de la mayoría de los habitantes de Puerto Ingeniero Ibáñez y de otras localidades del municipio. La elección ha expuesto una división en la comunidad, donde un número considerable de ciudadanos prefirió la visión de Vargas, lo que evidencia una falta de consenso en torno a la figura del actual alcalde electo.
Este estrecho margen no solo deja en claro la polarización política en el municipio, sino que plantea interrogantes sobre la fortaleza del liderazgo de Jelvez en su nuevo rol. La situación abre la puerta a futuros debates sobre la necesidad de un gobierno local que busque, desde el primer día, la reconciliación y la inclusión de las voces de todos los habitantes, garantizando así una gestión realmente representativa y unificada.
La victoria de Jelvez, por tanto, lleva consigo el reto de ganar la confianza de una población dividida y trabajar en favor de la cohesión en un municipio donde casi la mitad de los votantes optaron por otro proyecto. ¿Podrá Jelvez, con el respaldo de una mayoría tan reducida, alcanzar ese desafío? La pregunta queda abierta mientras Rio Ibáñez observa con cautela sus primeros pasos en el cargo.