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Además del alza de temperaturas, la zona registró en el último tiempo lluvias en un episodio de «río atmosférico», explicaron glaciólogos respecto del fenómeno.

El Glaciar Colgante Queulat, ubicado en el Parque Nacional del mismo nombre, en la Región de Aysén, sufrió hace unos días su segundo desprendimiento, luego de que el 9 de septiembre perdiera casi media hectárea de superficie, lo que equivale a la mitad de una cancha de fútbol profesional.

Tras el primer episodio, investigadores y expertos ya habían alertado de la posibilidad de repetirse el suceso en el corto plazo debido al comportamiento del glaciar, su velocidad de desplazamiento y varias grietas en la parte posterior.

Situada a unos 200 metros de altura, la masa de hielo, conocida como «el ventisquero colgante», se localiza en la Patagonia chilena, en una zona protegida de gran diversidad y frondosos bosques pluviales templados que este año ha registrado temperaturas extremas.

Además del alza de temperaturas, la zona registró en el último tiempo lluvias en un episodio de «río atmosférico», explicaron a EFE glaciólogos chilenos tras el primer desprendimiento.

Los expertos coincidieron, asimismo, en que los desprendimientos son «un fenómeno normal», y en que lo grave no es la caída del hielo en sí misma, sino que ha comenzado a ser «una práctica demasiado habitual», lo que «supone una prueba más para los escépticos de que la crisis climática es una realidad» que se debe afrontar.

El parque nacional de Queulat es uno de los mayores atractivos turísticos de las regiones del sur de Chile y acoge algunos de los glaciares más espectaculares del mundo.

Creado en 1983, cuenta con 154.093 hectáreas, es administrado por la Corporación Nacional Forestal (Conaf) y antes del estallido de la pandemia por covid-19, en 2020, recibía más de 50.000 visitantes anuales.